Museo Fabre de Montpellier: emblema del arte europeo

Museo Fabre
Entrada principal al Museo Fabre por el antiguo Colegio de los Jesuitas de 1681
El Museo Fabre de Montpellier, fundado en 1825 por el pintor neoclásico François-Xavier Fabre, (1766-1837) alberga una de las colecciones públicas más destacadas de Francia. Enriquecido por donaciones de coleccionistas y artistas como el propio Fabre, Valedau, Bruyas, Bonnet-Mel, Cabanel, Bazille y un notable conjunto de obras de Pierre Soulages, que abarca una amplia colección de obras desde 1951 hasta 2012. El Museo Fabre de Montpellier se ha consolidado como una de las principales colecciones de bellas artes en Europa, ofreciendo un recorrido que abarca desde el Renacimiento hasta el arte contemporáneo.

MAESTROS ANTIGUOS (Salas 3-28)


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Pieter Paul Rubens. Alegoría de la Austria católica atacada por príncipes protestantes (c. 1620)

La sección “Maestros Antiguos” del Museo Fabre exhibe colecciones de pintura y escultura desde el Renacimiento hasta principios del siglo XIX. El redescubrimiento de la antigüedad, la invención de la perspectiva y la evolución en la técnica artística, que permitió representar las formas y volúmenes de manera más realista y convincente, transformaron el arte europeo. Esto permitió exaltar el sentimiento religioso, el gusto por la mitología y el placer por la naturaleza. Con el paso del tiempo, en Francia, Italia, los Países Bajos y España, surgieron diversos estilos artísticos, con sus propias reglas, modelos y maestros destacados.

Pintura nórdica (Salas 3-8)


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Hans de Jode. “Paisaje con bañistas” (1656)

En la planta baja, se exhibe el arte flamenco y neerlandés desde el Renacimiento hasta el siglo XVIII. La colección se formó principalmente gracias a las donaciones de François-Xavier Fabre, fundador del museo Fabre, y al legado de Antoine Valedau (1777-1836), agente de bolsa y apasionado coleccionista nacido en Montpellier. La predilección de estos dos mecenas por las pequeñas pinturas sobre lienzo o madera, que representan paisajes, bodegones detallados y escenas humorísticas de tabernas, se aprecia claramente en esta colección. El recorrido concluye resaltando el interés de los pintores del norte por los viajes a Italia.

Sala Hondius (Sala 7)


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Cornelis Huysmans. "Paisaje en el puente" (s. XVII)

En la sala 7 del Museo Fabre se expone la evolución del gusto por la pintura barroca en los Países Bajos del Norte a finales del siglo XVII. Desde 1650, la nobleza y burguesía holandesas mostraron un creciente interés por la cultura y el arte franceses, reflejado en la pintura barroca de la época. Artistas como Gerrit Berckheyde (1638-1698) y Jan van der Heyden (1637-1712) retrataron escenas urbanas serenas. Otros, como Willem Kalf (1619- 1693) y Jan Davidsz de Heem (1606-1683/84), crearon detallados bodegones. El retratista Abraham van der Tempel (1622/23-1672) adoptó un estilo ostentoso. La sala destaca la influencia de la pintura flamenca en la holandesa y la popularidad de los paisajes urbanos y naturales.

Renacimiento y siglo XVII (Salas 9-14)


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En la sala 11 podemos ver la pintura de Sébastien Bourdon, “L’homme aux rubans noirs” (c.1657)

Hay que subir a la primera planta del Museo Fabre para encontrarnos con la pintura europea desde el Renacimiento hasta el siglo XVII. Ocupa el espacio original del museo creado en 1825 en el Hôtel de Massilian. Aquí se exhiben obras de temas religiosos y mitológicos de Francia, Italia y España, desde el Renacimiento hasta el Barroco. La colección, en su mayoría, fue reunida por François-Xavier Fabre, destacando su interés por el arte italiano, país donde vivió entre 1787 y 1824. Entre los artistas destacados, se encuentra Sébastien Bourdon (1616-1671), pintor nacido en Montpellier, con una trayectoria que abarca desde Roma hasta Estocolmo y París.

Pintura francesa desde el siglo XVII al XVIII (Salas 15-18)


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Jean Ranc. Retratos de Monsieur Dupuy y Madame Dupuy (1697-1700)

En las salas 15-18 del Museo Fabre se presenta la pintura francesa de los siglos XVII y XVIII. A partir de la segunda mitad del siglo XVII, la vida de los artistas en Francia cambió con la creación de la Academia Real de Pintura y Escultura. Muchas obras de esta sección son “Morceaux de réception” (Obras de recepción), piezas que permitían a los artistas ser admitidos en la Academia. Otras fueron exhibidas en el Salón del Louvre. Destacan Jean Ranc (1674-1735) y Jean Raoux (1677-1734), académicos nacidos en Montpellier, con gran éxito en París y Europa. La pintura religiosa sigue siendo relevante, pero los mitos antiguos capturan cada vez más el interés de artistas y aficionados.

El neoclasicismo (Salas 19-23)

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Hubert Robert. "Le Pont" (1776)

En la segunda y cuarta planta encontramos las obras neoclásicas, influenciadas por el arte antiguo y el heroísmo, esta sección se impregna con temas virtuosos de la historia griega y romana. Desde finales del siglo XVIII hasta principios del XIX, este movimiento marcó el arte europeo. Abundan las obras de Joseph-Marie Vien (1716-1809), pionero del neoclasicismo nacido en Montpellier, y su discípulo Fabre, quien luego se unió al taller de Jacques-Louis David. Fabre, además, coleccionó obras destacadas de sus contemporáneos. La sección refleja también el renovado interés por la naturaleza y las condiciones de vida, las estructuras sociales y los problemas de la sociedad de la época. Destacan las esculturas de Jean-Antoine Houdon (1741-1828) y Augustin Pajou (1730-1809).

El neoclasicismo (Continuación salas 24-28)


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Cuadros de Jean Coustou y bustos de terracota de Augustin Pajou (1793)

La ruta neoclásica continúa en la cuarta planta, donde se encontraban los antiguos apartamentos de François-Xavier Fabre. Los bocetos de pinturas históricas reflejan las grandes ambiciones de Fabre y sus compañeros, estudiantes de la Academia de Francia en Roma en los años 1780-1790. Desde escenas de género hasta retratos, la muestra exhibe la riqueza artística entre Francia e Italia durante la Revolución, el Imperio y la Restauración. La abundante disposición recuerda el ambiente de los gabinetes de aficionados y coleccionistas, mostrando la diversidad y el intercambio cultural de la época.

Sala Girodet (Sala 26)

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La sala 26 recuerda la creatividad en la Academia Francesa de Roma en el siglo XVIII

Jacques-Louis David (1748-1825) lideró el neoclasicismo a finales del siglo XVIII, influyendo profundamente en jóvenes artistas. Su taller, centro de formación y experimentación, impulsó a talentos como Jean-Germain Drouais (1763-1788), Fabre, Anne-Louis Girodet (1767-1824), Antoine-Jean Gros (1771-1835) y François Gérard (1770-1837). Estos artistas, animados por la renovación de la tradición clásica, destacaron en la pintura neoclásica. El “Grand Prix de Peinture” marcó el inicio de sus carreras, permitiéndoles estudiar en Roma, donde desarrollaron su arte copiando modelos clásicos y paisajes. Fabre, aunque eclipsado por sus contemporáneos, destacó por sus retratos y grandes composiciones históricas, manteniendo siempre un estilo clásico y conservador.

Sala Fabre (Sala 27)

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François Xavier Fabre. "La Virgen de la silla", después de Rafael (1798)

François-Xavier Fabre, conocido por su notable donación de pinturas a Montpellier, ha visto su obra como pintor eclipsada por su faceta de coleccionista. Aunque deseaba que sus obras se exhibieran junto a su rica colección, su arte fue relegado por sus compañeros más revolucionarios como Anne-Louis Girodet o Antoine-Jean Gros. Aferrado al neoclasicismo, Fabre se mantuvo fiel a sus ideas monárquicas, lo que lo llevó a permanecer en Italia, alejado de la causa revolucionaria del ascenso de Bonaparte. Allí, bajo el mecenazgo de la aristocracia europea, desarrolló su carrera como pintor, especialmente durante su estancia florentina (1793-1800), donde destacó por sus retratos y obras históricas. Su conservadurismo se refleja en su predilección por temas religiosos y referencias clásicas en su arte.

MODERNIDAD Y ARTE CONTEMPORÁNEO (Salas 29-52)

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La sala 29 alberga obras de la primera mitad del siglo XIX

Las salas de la 29 a la 52 ofrecen una visión del arte francés del siglo XIX, seguida por la presentación de figuras destacadas del arte del siglo XX. Gracias al generoso legado de Alfred Bruyas (1821-1877), el museo conserva una colección completa del Romanticismo, Naturalismo, Escuela de Barbizon y Realismo. Además, incluye obras de dos prominentes artistas nacidos en Montpellier: Alexandre Cabanel (1823-1889) y Frédéric Bazille (1841-1870). Este recorrido es una narrativa de la luz en la pintura, desde las búsquedas impresionistas hasta la libertad cromática de los fauvistas y expresionistas, culminando con el “negro-luz” de Pierre Soulages en 1979.

Visión romántica e ideal clásico (Salas 29-36)


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La sala 30 exhibe obras románticas, incluyendo paisajes franceses y temas históricos

En la primera planta encontramos las salas dedicadas a la visión romántica e ideal clásico. El romanticismo, más que un movimiento, refleja un cambio profundo y una nueva sensibilidad en contraposición al clasicismo. Este espíritu, que impregna el siglo XIX, no se limita a un estilo estricto, ya que sus raíces están presentes en el arte neoclásico, como en la obra de Jacques-Louis David. El romanticismo busca expresar la belleza, según Baudelaire, y explorar nuevas fuentes de inspiración. La literatura impulsa este movimiento, con temas medievales y orientalistas, promovidos por autores como Walter Scott y Victor Hugo. En pintura, destacan representaciones dramáticas y psicológicas, fusionando el arte y la literatura en una búsqueda constante de modernidad.

Sala Ingres y la Escuela de Bellas Artes (Sala 33)


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En la sala 33 podemos ver la escultura de James Pradier. "Nyssia" (1848)

El neoclasicismo, impulsado por la Revolución y el Imperio, dominó el arte oficial bajo Napoleón. Este estilo, promovido por artistas formados en el taller de Jacques-Louis David, cayó en desuso con la llegada del romanticismo, aunque persistió gracias a Jean-Auguste-Dominique Ingres (1780-1867) y su enseñanza en instituciones oficiales. La “École Nationale des Beaux-Arts”, sucesora de la Academia Real, mantuvo viva la tradición académica. Ingres, defensor del clasicismo, influyó en artistas posteriores como Henri Matisse (1869-1954) y Pablo Picasso (1881-1973). Su obra y la de sus seguidores, como Henri Lehmann (1814-1882) y François-Edouard Picot (1786-1868), perpetuaron las fórmulas neoclásicas, incluso en paisajes y esculturas inspiradas en la antigüedad.

Sala Cabanel (Sala 35)

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Alexandre Cabanel. "Fedra" (1880)

Alexandre Cabanel, nacido en Montpellier en una familia de artesanos, se convirtió en uno de los pintores más célebres del siglo XIX y un ejemplo del academicismo. Formado en la “École des Beaux-Arts” de Montpellier y París, enfrentó dificultades iniciales, pero destacó con obras como “Le Christ au Prétoire”. Su carrera floreció gracias a su estilo refinado y sus conexiones con mecenas como Alfred Bruyas. Cabanel, conocido por “La naissance de Vénus”, alcanzó la cima de su fama en 1863. Aunque criticado por su conformismo académico al final de su vida, dejó un importante legado en la pintura académica.

Modernidad 1850-1914 (Salas 37-42)


Museo Fabre
La sala 42 muestra la importancia del color a finales del siglo XIX y principios del XX

En la segunda planta, entre las salas 37 a la 42, se explora la modernidad artística, caracterizada por el impulso hacia la independencia de los artistas en sus encargos y exposiciones. En 1855, Gustave Courbet (1819-1877) inaugura su “Pabellón del Realismo”, marcando un hito en este movimiento. En 1874, los artistas que más tarde serán llamados “impresionistas” desafían las normas del Salón Oficial. La jerarquía de géneros se trastorna; Courbet da relevancia a temas antes considerados menores. La pintura al aire libre, previamente un mero ejercicio, se convierte en el enfoque central de los impresionistas, con Frédéric Bazille como figura influyente. En el siglo XX, los pintores vanguardistas exploran el uso del color sin ataduras a la representación mimética, convirtiendo al cuadro en un objeto autónomo.

Sala Courbet (Sala 37)

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Gustave Courbet. "Le Pont d'Ambrussum" (1857)

Alfred Bruyas, mecenas visionario del siglo XIX, forjó un lazo crucial con el pintor Gustave Courbet, marcando así un hito en la historia del arte. Desde su encuentro en 1853, Courbet se convierte en el rostro del realismo, desafiando convenciones con su estilo audaz y visionario. Su estadía en Montpellier en 1854, auspiciada por Bruyas, inspira obras maestras como “La Rencontre”, capturando la esencia del paisaje mediterráneo. La relación entre Courbet y Bruyas se inmortaliza en retratos significativos y en la colaboración artística. Courbet, un precursor del impresionismo, desafió las normas de su época, dejando un legado artístico revolucionario.

Sala Bazille (Sala 39)

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 Frédéric Bazille. "La toilette" (1870)

Frédéric Bazille, nacido en Montpellier, fusionó su pasión por la medicina con su amor por el arte. En París, se unió al círculo de artistas vanguardistas como Claude Monet (1840-1926) y Pierre-Auguste Renoir (1841-1919), influyendo significativamente en el surgimiento del impresionismo. Su estudio en la Rue Fürstenberg, compartido con Monet, reflejaba su compromiso con la pintura al aire libre. Bazille también exploró el retrato, capturando la complicidad entre él y sus colegas. Sus paisajes languedocianos y estudios de cuerpos revelan una maestría técnica y una sensibilidad excepcional. Su vida fue truncada en la guerra a los 28 años, pero su legado artístico perdura y se reconoce cada vez más.

Figuración y Abstracción del siglo XX (Salas 43-45)


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A la derecha, la escultura en bronce "La Chauve-Souris" de Germaine Richier (1946)

De nuevo, en la segunda planta encontramos las salas dedicadas al tumultuoso panorama artístico del siglo XX. Tras los estragos de la Segunda Guerra Mundial, la abstracción emerge como la fuerza dominante en la pintura. En este contexto, el Museo Fabre destaca las visiones enigmáticas de dos artistas profundamente arraigados en la región. Jean Hugo (1894-1984), tras su paso por los círculos vanguardistas de París, encuentra refugio en el Mas de Fourques en Lunel, donde sus obras adquieren un aire místico. Mientras tanto, la escultora francesa Germaine Richier (1902-1959), formada en la “École des Beaux-Arts” de Montpellier y en el taller de Antoine Bourdelle (1861-1929), da vida a figuras híbridas que oscilan entre lo humano y lo animal.

Colección Soulages (Salas 46-47)

Museo Fabre
Pierre Soulages. "Pintura 162" (1972)

Las salas 46 y 47 albergan la colección de Pierre Soulages, nacido en Rodez en 1919 y establecido en Montpellier en 1941. Su obra refleja su búsqueda de la luz en la pintura, destacándose como uno de los principales artistas franceses a nivel internacional después de la Segunda Guerra Mundial. Soulages ve la pintura como una organización de relaciones entre formas, donde los sentidos se construyen y deshacen. La extraordinaria colección, donada por Colette y Pierre Soulages en 2005, ilustra esta búsqueda continua de la luz en su arte, reflejando su conexión única con Montpellier.

Colección Fournier (Sala 48)

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Izquierda: Simon Hantaï. “Blanc” (1974). Derecha: Simon Hantaï. “Sin título” (1958)

En la Sala 48, la Colección Fournier rinde homenaje a Jean Fournier (1922-2006), destacado donante cuya influencia se extiende desde su galería hasta su círculo íntimo. Desde 1954, su librería en París se convertirá también en galería, exhibiendo inicialmente artistas surrealistas. Pronto, destaca al presentar tanto a artistas franceses como estadounidenses, este último grupo escasamente visto en Francia en aquel momento. Su gusto se moldea en torno a Simon Hantaï (1922-2008) y al legado de Henri Matisse. Fournier encontró una tercera alternativa en el arte abstracto, situada entre el lirismo expresivo, que enfatiza la emoción y la espontaneidad, y la estricta geometría que se centra en formas precisas y ordenadas.

Arte Contemporáneo (Salas 49-52)

Museo Fabre
Vincent Bioulès. “La Ponche V. Saint-Tropez” (1981)

Volvemos a la primera planta, el Arte Contemporáneo en el Museo Fabre se enriquece continuamente expuesto entre las salas 49 y 52. Las adquisiciones amplían el panorama histórico y siguen de cerca la creación actual. Esta última fase del recorrido revela la diversidad de prácticas en la pintura contemporánea: desde la abstracción geométrica hasta la reinvención de la pintura más allá del lienzo. Junto a estas aproximaciones abstractas, temas clásicos como la figura y el paisaje son reinterpretados. El movimiento Supports/Surfaces surgido en Francia en 1966, ocupa un lugar destacado en la colección, reflejando la obra de artistas como Vincent Bioulès (1938) o Claude Viallat (1936).

Más información: Musée Fabre. Dirección: 39 boulevard Bonne-Nouvelle, 34000 Montpellier. Teléfono: +33 (0)4 67 14 83 00. Horario: de martes a domingo de 10 a 18 h. Entrada: 9 €. Transporte público: Tranvía línea 4, parada Corum. Web: Musée Fabre

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