La cultura hebrea tiene en la Sinagoga del Agua un espacio de oración |
La rocambolesca historia
de la Sinagoga del Agua empieza
como lo haría un milagro, en la dificultad de concebirse y creer que
es cierto, aunque se esté dentro de sus paredes. Fernando
Crespo es el responsable de este descubrimiento milagroso,
un constructor de edificios, que un buen día del año 2007, decidió
comprar un par de viviendas y una peluquería en la ciudad de Úbeda,
provincia de Jaén. La idea inicial era derribar los inmuebles y
construir una serie de
apartamentos, una de esas normativas que protegen el
Patrimonio, aunque sea por cubrir el expediente, le obligaba a
conservar la fachada de la Calle
Roque Rojas.
Interior de la Sinagoga del Agua
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Aquí empezó a obrarse
el milagro, el derribo no pudo
hacerse de forma total e implacable. Tras las paredes
encaladas y cubiertas de azulejos multicolores, de las diferentes
estancias, empezaron a brillar otras piezas que despertaron la
sospecha de que algo mucho más importante que una cocina o un
comedor, había permanecido escondido
y olvidado. Al igual que ocurre cuando se
descubre un mapa pirata ¡que promete un gran tesoro para aquel que
lo busque y también, lo encuentre!, los planes constructivos de
Fernando Crespo, dieron un giro inesperado. El
constructor era aficionado a las antigüedades y milagrosamente
aquellos cascotes susurraban muy
calladamente que formaban parte de algo mucho más importante que una
vivienda, donde ya no vive nadie.
Agua cristalina brotando en un pozo de
la Sinagoga del Agua
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La demolición de aquel
lugar debía hacerse con detenimiento, fue así como se
empezaron a separar los
escombros, tras los ojos atónitos de algunos
trabajadores. Una pila de tablas de madera por aquí, unos cuantos
capiteles por allá, restos de pinturas también guardadas. La
creencia de que allí, las piedras llevaban
un mensaje más grande
que el que pueda entender un incrédulo o alguien carente de sueños,
llevó, tras 2 largos años, a Fernando Crespo,
al borde de la ruina. ¿Os imagináis qué es seguir tu intuición,
cuando todo el mundo te llama loco y te invita a abandonar?
Techo de madera decorado de la Sinagoga
del Agua
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Además de las piedras,
en Úbeda también hablaban sus habitantes, los trabajadores de
aquella casi “demolición”, comentarios en los bares, charlas de
unos, cotilleo de otros, las palabras se
volvieron oración y llegaron a oídos de
algunos estudiosos de la antigua Sefarad,
nombre con el que se denominaba la Península Ibérica entre la
comunidad judía. Milagro fue que tras ese bache, apareciera un ángel
y se pusiera en manos de lo inexplicable, la sensibilidad. El amor
por la historia luchaba extenuado con
la sinrazón del sistema burocrático y las
trabas administrativas. El poder de lo divino combatía ferozmente
con los bancos sin alma, la envidia y las habladurías pueblerinas.
La burocracia de esta España nuestra estuvo a punto de silenciar a
unas piedras que ahora cantan.
Dovela de la Puerta del Alma, Sinagoga
del Agua
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A la Sinagoga del Agua se
entra por la Puerta del Alma, una
entrada que te despoja de prejuicios y que te invita a abrir la mente
a un mundo subterráneo y desconocido lleno de luz. Pero antes que
desvelemos el alma de este lugar, te invito a descubrir, desde el
mismo espacio que sirve de entrada, recepción de visitantes y
tienda, el susurro de las
piedras de la Sinagoga
del Agua. Como muestra de una destrucción
convertida en conservación, en la pared
destaca una pieza sobre
las demás. Fijaros en su dibujo cincelado
porque grita atrapada que aquél no es su lugar, pero al menos ¡está
viva! Ha sobrevivido a siglos de olvido.
Sala de los Testigos
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En el primer espacio al
que accedemos en nuestra visita se ha instalado un antiguo
despacho que te transporta al siglo XV: pergaminos,
bargueños, imágenes religiosas, brocales centenarios que parecen
que puedan llenar de agua fresca, las tinajas que transporta una
bella doncella que está a punto de llegar. No es
un espacio propio de
una sinagoga, pero automáticamente mi mente
recuerda que justo en el edificio de al lado, sobre el dintel de la
puerta, hay cincelado en piedra, el símbolo del
Santo Oficio. ¡Ay, mente caprichosa! mi imaginación me
transporta rápidamente al despacho del inquisidor, dispuesto a
juzgar nuestra fe, incluso la conveniencia, de si nuestra presencia
es permitida: - ¡Pardiez, ¿qué hacen aquí vuestras mercedes?!
Columnas en la Sala de las Tres
Culturas
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Tras cruzar un arco
apuntado, se accede a la llamada Sala de las
Tres Culturas, donde se exponen diferentes
piezas encontradas aquí, con otras pertenecientes a otros lugares y
que sirven para recordar que judíos, musulmanes y cristianos
convivieron durante siglos, hablando la lengua de la tolerancia.
Un fuste de piedra arenisca con capitel cincelado
con 7 ramas nos recuerda al candelabro judío o Menorah.
Mientras que una puerta con el símbolo de una
mano y una Estrella de David nos invita a
abrirnos al asombro. Nos encontramos en un patio interior
desaparecido que a pesar de ello conserva su principal utilidad: la
de servir de acceso a los distintos espacios de la Sinagoga del Agua.
Cantina de las Tinajas
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Es así como aquí
encontramos unos peldaños que sirven de acceso al Pasadizo de la
Luna, una escalera sube a
la Galería de Mujeres, uno de los
espacios más importantes descubiertos en la Sinagoga del Agua. El
lugar reservado para las mujeres, llamado azará, solía estar
ubicado en una galería cubierta por celosías. Otra escalera
desciende a la Cantina de las
Tinajas donde antiguamente se almacenaba aceite, aceitunas
y vino kosher, apto para la comunidad judía.
Puerta del Alma en la Sinagoga del Agua
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Ha llegado el
momento de traspasar la Puerta del Alma, decorada con un arco
apuntado cincelado y del que formaba parte la primera piedra que nos
ha hablado en la entrada ¿la recordáis?. Sobre la puerta se
encuentra el símbolo de la fe judía, la Estrella de
David y a la derecha de la hoja de madera que se abre a un
mundo desconocido, una ranura guarda el Mezuzá;
un pergamino con versículos de la Torá escritos y que toda vivienda
hebrea debe atesorar. Si estáis preparados para dejar atrás la
ignorancia y abrirse a la sabiduría, traspasa entonces, la Puerta
del Alma.
Sala Principal de la Sinagoga del Agua
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Estamos entrando en la
Sinagoga del Agua, un espacio espiritual donde las piedras
no hablan, susurran
hermosas plegarias, recogen la historia de
súplicas y oraciones olvidadas, son los susurros de una fe, los que
pueden cambiar el alma. Ya va siendo hora de iluminar la oscuridad y
entrar en la Sinagoga de Úbeda, buscando el árbol Babilónico
cuyo tronco lleno de ramas nos traen un poco más de luz.
Sala Sinagogal de la Sinagoga del Agua
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Lugar de oración,
oración y silencio, silencio y tiempo.... Quizás es el momento de
pensar en todos esos espacios que como cubos fueron encajando y
tapando este templo religioso hasta olvidarse por completo. La Sala
Sinagogal, donde nos encontramos, es el espacio de mayor tamaño
de todos los que visitaremos. Servía para acoger a la comunidad
judía que se acercaba hasta aquí para escuchar la lectura de la
Torá. Hoy un armario o hejal guarda los rollos
sagrados manuscritos de la Torá, ya que sin ellos, no sería
una auténtica sinagoga.
Nos falta aún un
descubrimiento, un último tramo que baja hasta las profundidades de
la religión. Al igual que un peregrino caminando hacia Tierra
Santa, el acceso se convierte en un desfiladero
rocoso, un espacio excavado en las entrañas de un templo
religioso, de camino hacia el último espacio energético de la
Sinagoga del Agua: el Mikveh, su baño purificador.
Mikveh de la Sinagoga del Agua
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La estancia que acoge el
Mikveh de la Sinagoga del Agua estaba lleno de escombros
cuando Fernando Crespo decidió ir en busca de respuestas. En
la actualidad luce una enorme bóveda de cañón que se
asemeja a la bóveda celeste, cubriendo el cielo y protegiendo a
todos los que quieran sumergirse en la limpieza ritual del
agua. El agua como elemento purificador del alma, del cuerpo,
curiosamente para todas las religiones cristianos, musulmanes y
judíos se purifican con agua antes de la oración. El aire, la luz y
el fuego, también son elementos que están presentes en la Sinagoga
de Úbeda y sino, os invito a deshacer vuestros pasos, e ir en busca
de todos ellos, a través de las siete salas que acabáis de
recorrer.
Salimos a la superficie
hechizados por cada uno de los siete pozos que
encontramos en la sinagoga, de nuevo el número siete. En la Sinagoga
del Agua eres consciente de lo que un hombre con sueños es capaz de
construir, mientras los hombres con dinero, son capaces de destruir
hasta los sueños que no se dicen.
Durante el solsticio de
verano, en la Sinagoga del Agua tiene lugar un milagro de luz que no
ocurre en otra época del año. Los rayos del sol entran en el Mikveh
y lo inundan, mientras la luz baja por los escalones hasta tocar el
agua.
Más información:
Sinagoga del Agua. Dirección: Calle Roque Rojas 2, 23400
Úbeda. Horario: diariamente de 10 a 14 h. y de 16 a 19 h. Entrada:
4'5 €. Web: Sinagoga del Agua.
Gracias a Andrea
Pezzini de ARTIFICIS Servicios Turísticos y culturales
por guiarnos en el interior de un mundo mágico.
No te pierdas lo mucho que hay que ver en Úbeda con mi ruta por la antigua Madinat Ubbadat al-Arab de los árabes.
No te pierdas lo mucho que hay que ver en Úbeda con mi ruta por la antigua Madinat Ubbadat al-Arab de los árabes.
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