Casa Amatller
Antoni y Teresa Amatller © Institut Amatller d'Art Hispànic |
Uno de los barrios más
emblemáticos de Barcelona es el Eixample (Ensanche), un
término que se acuñaba “provisionalmente” para todas aquellas
planificaciones que suponían un crecimiento constructivo de la
ciudad. Aquí se encuentra una de las obras con más color de Josep
Puig i Cadafalch: la Casa Amatller.
Imaginemos por un momento
la Barcelona de 1854, la fortaleza medieval de la ciudad se derribaba
(una medida más adoptada para combatir la gran epidemia de cólera
causada por el hacinamiento de la ciudad). El derribo de la
fortaleza daba comienzo a la historia del Eixample ideado por
Ildefons Cerdà, nombre que en Barcelona no fue substituido
nunca, gracias al concepto innovador y la gran superficie que
supuso esta ampliación de Barcelona.
Manzana de la discordia: Casa Lleó Morera, Casa Amatller y Casa Batlló. © Museu Nacional d’Art de Catalunya |
Los grandes empresarios,
pequeña burguesía y algún que otro personaje de noble linaje,
vieron en el Eixample y concretamente en el Passeig de Gràcia,
un aparador para mostrar sus logros, construir sus viviendas e
instalar sus negocios. Entre los años 1898 y 1906 se construirían 3
bellas mansiones entre el Carrer del Consell de Cent y el Carrer
d'Aragó: la Casa de Lleó i Morera, la Casa Amatller y la Casa Batlló; en la conocida Manzana de la discordia (¿discordia
por ser la más bonita?).
El Juicio de Paris y la Manzana de la discordia
En la mitología griega
“El Juicio de Paris” cuenta que Eris la Diosa de la
Discordia, se enfada por no ser invitada a una boda que se celebra en
el Olimpo. Se presenta un tanto ofendida, dejando una manzana
dorada con la frase escrita: “Para la más bella”.
Tres de las diosas presentes: Hera, Atenea y Afrodita
se pelean, evidentemente, por ser la más bella. ¡Difícil decisión!
Aunque a principios del
siglo XX, nuestra Manzana de la discordia arquitectónica llenaría
páginas de periódicos, tertulias, viñetas satíricas y discusiones
vecinales: ¡No era para menos! El Ayuntamiento de Barcelona
celebraba un concurso anual para elegir el edificio más novedoso y
de nueva arquitectura, curiosamente, la única casa de la Manzana de
la discordia que ganaría sería: la Casa de Lleó i Morera.
La espléndida Casa Amatller
Alrededor de 1898 el
arquitecto catalán Josep Puig i Cadafalch recibiría el
encargo del empresario Antoni Amatller de reformar una casa ya
construida en 1875, sin aparente valor arquitectónico. El
propietario, así como su padre, su tío y su abuelo, habían hecho
fortuna gracias al chocolate y Puig i Cadafalch se encargaría,
durante los 18 meses que durarían las obras, de dotar de símbolos
relacionados con la familia Amatller (almendro) la nueva
vivienda.
La Casa Amatller es un
edifico modernista de estilo neogótico que debe competir con su
vecina Casa Batlló para atraer las miradas. Así que no es fácil
lucir un frontón escalonado (quizás sea lo que más llama la
atención al que pasa por delante) en pleno Passeig de Gràcia.
Puig i Cadafalch dotó a la Casa Amatller de ese aire gótico
que imperaba, casi como doctrina, entre los artistas de la corriente
modernista.
Entrada a Casa Amatller |
Sólo hay que fijarse en las ventanas para verle el toque medieval a la fachada de Casa Amatller. En la parte central
de la fachada destaca un gran balcón de hierro forjado
con tribuna
gótico-floral. En el Archivo Nacional de Catalunya pueden verse algunos bocetos de la fachada de la Casa Amatller realizados por Josep Puig i Cadafalch.
El arquitecto también mezcló estilos y
motivos, tanto catalanes como flamencos, en el resto de la portada. Decoró con piezas cerámicas policromadas la parte superior y
de esgrafiados color blanco y ocre en la parte central de la
fachada, además de añadir alegorías y personajes de nuestra
historia en piedra gris de Montjuïc, en los balcones y
puertas de entrada, como el Sant Jordi matando al dragón.
Vestíbulo de la Casa Amatller
El vestíbulo sirve para
la compra de entradas a la visita y también, tras una gran puerta
de vidrio emplomado, se encuentra el acceso a la tienda de
chocolates. Decorada con zócalos de cerámica sevillana y
unas enormes farolas con doble sistema de iluminación: a gas
y electricidad (también las lámparas del piso principal permiten
esa dualidad).
Visita al piso principal de Casa Amatller
Escalera principal de la Casa Amatller |
El primer piso de Casa
Amatller fue el espacio ocupado por la familia Amatller y que
ha podido conservarse casi en su totalidad con la decoración
original, sin grandes variaciones, pero que se ha “sacado a la
luz” después de 5 años de trabajo. Vidrieras policromadas,
azulejos de inspiración mudéjar, papel pintado estilo
Art Nouveau, mosaicos de influencia romana, marquetería
de madera, lámparas de hierro y cristal y una maravillosa colección
de mobiliario diseñado también por Josep Puig i
Cadafalch. Está como aquel que dice ¡para entrar a vivir!
Escalera de la Casa Amatller
A la planta noble se
llega a través de un hermoso vestíbulo y una gran escalera
principal digna de un palacio medieval. Alzad la vista y admirad
la claraboya multicolor de vidrio emplomado, ¡es una maravilla! Tras los peldaños encontraremos una puerta de entrada que tiene
sobre el dintel una pareja esculpida en piedra, ataviada con
el traje típico de Catalunya.
Tras la puerta un suelo de mosaico
que recuerda a los de estilo romano con la inscripción: “Deu
vos do bon dia y bona hora” (Dios os dé buen día y buena hora)
rodeada de flores de almendro (Amatller), nos da la bienvenida. El
área pública se extiende hacia la izquierda entre mobiliario y
cuadros iluminados a media luz, como en la época en que la casa
estaba habitada por la familia.
La primera sala de
nuestra visita guiada es la habitación de invitados, una
alcoba que permitía tener una sala de estar. Ambas estancias estaban
separadas por un arco aún visible que estaba cubierto por
unas cortinas. Fijaros en las baldosas que cubren el suelo están hechas de cemento y parecen una hermosa alfombra.
Gracias a las imágenes que se hicieron en vida de
Antoni Amatller por su amigo y fotógrafo Pau Audouard
se ha podido reconstruir los pocos elementos decorativos
desaparecidos de la Casa Amatller: concretamente el arco y el papel
pintado diseñado por Isidore Leroy de la habitación de
invitados.
Antoni Amatller
tuvo sólo una hija llamada Teresa, que nunca se casó y que
vivió en esta casa hasta su muerte en 1960. Aunque Teresa
“modernizaría” su casa en los años 20, la mayor parte de las
reformas “tapaban” la decoración original sin destruirla. Un
gesto que ha sido de vital importancia para que podamos disfrutar en
el siglo XXI de una vivienda de hace 100 años.
La sala principal de la Casa Amatller
La sala principal de la
Casa Amatller se muestra a continuación, es el comedor que
conserva su aire de palacio medieval. Destaca un enorme ventanal
decorado con vidrieras con motivos florales. Originalmente, dos
escalinatas permitían el acceso a un frondoso jardín de 800
m2. Extrañamente, a lo que se llevaba en la época, la
parte más noble de Casa Amatller se encuentra en la parte más
alejada de Passeig de Gràcia y, por tanto, de las miradas.
Detalle decorativo de la lámpara del comedor |
La abundancia de los
elementos decorativos del comedor también se hace patente en los
esgrafiados de las paredes, las piezas cerámicas de
estilo sevillano (os recordarán a las de la Casa Pilatos) y también
cerámica diseñada por Puig i Cadafalch.
Una gran lámpara
cuelga encima de la mesa del comedor frente a otra de las joyas del
comedor; la chimenea de hierro, que presenta un gran
grupo escultórico, obra de Eusebi Arnau y que hace referencia
al comercio de Ultramar de la familia Amatller, de donde
procedía el cacao y la vainilla de sus chocolates.
Puerta de la Casa Amatller dotada de simbología |
Se pueden ver varias esculturas en las puertas de cada habitación, a modo de alegorías. En el comedor se encuentra representada la abundancia en forma de figura femenina que sostiene racimos de uva y cereal. La langosta y el gallo representan la opulencia y ¿la araña que se va a comer una mosca? ¿Quizás el poder?
Sala de Música
Tres
arcadas lobuladas dan paso a una pequeña sala, contigua al comedor,
es la Sala de Música,
en su época contaba con varios tapices y un piano (hoy
desaparecidos), símbolo este último de buena educación y
refinamiento. Ahora se pueden ver varios instrumentos musicales, un
gramófono
y una cenefa
decorativa que muestra una canción popular y el himno de Catalunya.
Office
Dejamos
el comedor a nuestra espalda y nos encontramos con una sala que
servía de office.
Al encontrarse la cocina en la planta baja, los elementos necesarios
para los almuerzos diarios se subían en un montaplatos.
Estamos a principios del siglo XX, ¿recuerdas? Quizás estemos
delante de uno de los primeros de Barcelona, igual que el ascensor
de Casa Amatller que conserva la cabina original de madera.
Un
curioso lavamanos
de mármol situado en el pasillo, permitía que se pudieran lavar las
manos antes de entrar al comedor incluso en invierno, ya que la
chimenea queda justo detrás de la pared y calentaba el agua mientras
un cuadro
pintado por Ramón Casas
sigue atento nuestros pasos.
Dormitorios de la Casa Amatller
Accedemos
a la parte más privada donde se ubican los dormitorios de la
familia. Suelos de marquetería,
tapicerías de seda nos dan la bienvenida en la Sala
de Costura decorada con
las alegorías femeninas esculpidas de: la laboriosidad, la fidelidad
(perro) y la feminidad (gato) virtudes deseables en toda mujer del
siglo XX.
La siguiente habitación es el dormitorio
de Teresa
presidido por la tribuna-balcón que da al Passeig de
Gràcia donde se alza
una columna de mármol rosa
decorativa con un capitel
donde se ha esculpido el ciclo de la vida (infancia, juventud,
madurez, vejez). Se conserva el mobiliario
modernista de madera
realizado por Gaspar Homar
del dormitorio, decorado con flores de almendro. Detrás de la pared
se encuentra mimetizado un espejo
de tres cuerpos.
Vestidor Art Déco de Teresa Amatller |
El
vestidor
de Teresa se encuentra
en la habitación contigua y se basa en una reforma que mandó hacer
Teresa al arquitecto
Josep Gudiol Ricart en
1934 y que muestra un espacio Art Déco, único, de los que hay muy
pocos bien conservados.
Al
dormitorio de Antoni Amatller
se accede tras pasar por una gran
sala donde se muestran
varias obras de arte reunidas por él y por su hija, que recogió el
legado de la colección de arte. La puerta del dormitorio paterno
está decorada con las virtudes masculinas: sabiduría y economía
(bolsa con monedas). Las maderas y tonalidades son mucho más oscuras
que en las dependencias de Teresa.
Finalmente, accedemos al despacho de Antoni Amatller
donde destaca un bonito pavimento
de mosaico, los vidrios
emplomados de la ventana, los techos
decorados y una librería
que conservaba todas las facturas
de las reformas llevadas a cabo en la casa, quién las realizó y
cuánto costaron.
Antoni Amatller
aunque era un gran industrial, también fue un gran coleccionista y
un apasionado de la fotografía; en 1891 fundaría la Sociedad
Española de Fotografía. Su inquietud cultural lo llevaría también
a realizar grandes viajes: Tánger en 1903, Estambul en 1905 y Egipto
en 1909. Quizás Antoni Amatller fuera uno de los primeros
fotógrafos de viajes, esa afición le condujo a ubicar en la
buhardilla de Casa Amatller un estudio fotográfico que mandó
construir.
Además, en algunas de las salas de Casa Amatller se
pueden ver objetos del Antiguo Egipto y de la Antigua Roma, junto a la
colección privada de obras de arte que va desde retablos
románicos a obras de Andrés Deleito, Bartolomé Bermejo,
Miquel Renom o René Lalique.
Actualmente, se conserva
en la planta baja, donde se encontraban las dependencias del
servicio; una tienda-cafetería donde se pueden adquirir chocolate de
Simón Coll, que se sigue elaborando con la receta del
chocolate de la familia Amatller. También se conserva parte
de la cocina y donde estaba situado el garaje, se
encuentra un mecanismo que permitía dar la vuelta al coche sin hacer
ningún tipo de maniobra: a través de una plataforma giratoria
eléctrica.
Más información:
Casa Amatller. Dirección: Passeig de Gràcia 41, 08007 Barcelona. Teléfono:
93 461 74 60. Horario: diariamente de 10 a 17:30 h. Entrada al
vestíbulo: gratuita. Visita guiada: 17 €. Web: Casa Amatller.
Si te interesa descubrir otras obras del arquitecto Josep Puig i Cadafalch en Barcelona, se pueden visitar varios de sus edificios como la Casa Terrades o Casa de les Punxes.
Si te interesa descubrir otras obras del arquitecto Josep Puig i Cadafalch en Barcelona, se pueden visitar varios de sus edificios como la Casa Terrades o Casa de les Punxes.
En Mataró hay una ruta modernista que recorre varias de sus obras.
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