44 países recorridos en 22 años |
Hace 22 años me subía a
mi primer vuelo transoceánico Barcelona-Madrid-Río de Janeiro-Sao
Paulo. Ese vuelo iniciático a Brasil supondría la chispa de mi
fuego viajero. Aunque este año no ha habido velas en el pastel,
todo indica que a mis 44 años, llevo la mitad de mi vida
viajando.
Me gustaría decir que he
visto de todo, pero no sería del todo cierto, cada viaje te enseña
algo distinto que desconocías, de ti, de la gente que te rodea y de
los que son completamente unos desconocidos. A finales de septiembre ponía
rumbo a La Rioja gracias a Marco, responsable de comunicación
del Hotel Ciudad de Calahorra y a la Oficina de Turismo de La Rioja,
quienes me invitaban para promocionar La Rioja Baja.
Torrija con helado frito en el Restaurante del Albergue de Peregrinos de Calahorra |
El programa permitía
conocer de primera mano la gastronomía a base de pinchos de La
Comedia Café de Calahorra o de la Calle Laurel de Logroño
(con maridaje de vinos incluido). Descubrimos la exquisita
presentación de platos del Restaurante Graccurris de Alfaro,
la magnífica carta de platos de la gastronomía local ofrecida por
el Hotel Ciudad de Calahorra
o el estilo de Miguel Espinosa que está al frente del Restaurante
del Albergue de Peregrinos de
Calahorra. Nos introducimos en los vinos de La Rioja y en el arte de
la vendimia gracias a la cata ofrecida por Uvas y Vino
ubicados en Aldeanueva de Ebro y con ¡apadrinamiento de vides
incluida!.
Nos
acercamos a Cornago y
al pueblo abandonado de Turruncún.
El Barranco Perdido, Enciso
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Visitamos El Barranco
Perdido de Enciso; un parque de paleoaventura donde se enseña
paleontología a los miembros más pequeños de la familia.
Recorrimos en bicicleta parte de la Vía Verde del río Cidacos,
más concretamente la que transcurre entre las poblaciones de
Arnedillo y Arnedo. Nos dimos un buen chapuzón en el Balneario de
Arnedillo, disfrutamos con la visita al Centro de Interpretación
de Fungiturismo en Pradejón y con el entusiasmo de su guía.
Tuvimos tiempo de maravillarnos con el Museo de la Verdura de
Calahorra y su colección de vestidos hechos con legumbres o las más
delicadas materias primas procedentes de la verduras, como la
envoltura externa de las cebolla o de los pimientos. Recorrimos
fugazmente el Museo de la Romanización de Calahorra
(demasiado fugaz para mi gusto) y profundizamos en el pasado
celtibérico de La Rioja, visitando el Centro de Interpretación y yacimiento de Contrebia Leucade en Aguilar del Río Alhama.
Y es aquí donde me
dispongo a hacer una pausa, porque uno a veces no elige el lugar que
va a ser protagonista de su relato de viajes, a veces es el lugar el
que te elige a ti para ser voz, susurro, grito o testigo de su
existencia. Tanto el yacimiento de Contrebia Leucade como su
magnífico Centro de Interpretación merecen un extenso relato para
divulgar el valor, las características y la singularidad del sitio.
Cartel informativo en el Centro de
Interpretación de Contrebia Leucade
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Media vida viajando, 44
países recorridos, tantos como años de vida tengo, y es en Aguilar
del Río Alhama donde encuentro mis primeras Tessera Hospitium; las
Téseras de Hospitalidad. A finales del II milenio y comienzos
del I milenio a. C. los celtíberos tenían la obligación y costumbre
de ofrecer hospitalidad a los extranjeros, ya fuera a nivel
personal, entre comunidades o tribus. Ese pacto de hospitalidad,
Hospitium, sagrado e inviolable, convertía a los implicados
en huéspedes mutuos, con derechos y obligaciones, como el de la
protección mutua.
Los pactos de amistad se
“firmaban” sobre una pieza de madera, marfil, hierro o bronce con
formas geométricas, de animal (caballo, jabalí, pez, cerdo, paloma
o toro) o simplemente unas manos entrelazadas. A veces esa forma se
duplicaba de tal manera que al juntarse las dos piezas se formara una
sola lo que validaba el acuerdo de amistad y hospitalidad.
Téseras de Hospitalidad
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En una de las salas del
Centro de Interpretación de Contrebia Leucade en Aguilar del Río
Alhama, una urna transparente llena de Téseras espera al
visitante. Es un acuerdo de hospitalidad entre Aguilar del Río
Alhama y el extranjero que llega a esa sala donde se respeta y se
celebra tu presencia, tus pasos y tu voz. Es una invitación
permanente para regresar a Contrebia Leucade con la premisa de que
“un sólo encuentro no agota la búsqueda”.
En mi cartera llevo una
Tésera de Hospitalidad de Aguilar del Río Alhama, esperando a
volver y juntarla con alguna otra que sea su mitad.
En próximos artículos
profundizaré en la gastronomía de La Rioja, las visitas realizadas
y las experiencias vividas. Toda la información generada en redes
sociales durante este Press Trip puede consultarse con el hashtag
#RiojaBaja y #LaRiojaApetece. Gracias a las personas, empresas y organismos que lo han hecho posible.
3 comentarios:
Gracias por difundir el patrimonio de #RiojaBaja, que es mucho, espectacular y poco conocido
Gracias a ti por venir a la #RiojaBaja y compartir nuestra permanente y sincera invitación a regresar.
De nada Marco, llevo una tésera conmigo que me recuerda que debo volver, imposible resistirse.
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