No importa las ganas o el
tiempo que tengas para visitar la India, ambos conceptos pierden toda
validez, si no das el paso definitivo y viajas hasta uno de los
países que más controversias genera. Con más de tres millones de
kilómetros cuadrados y más de mil millones de habitantes, lo que
menos importa es cuánto se va a recorrer y cuánto se va a poder
visitar. Hace falta una vida para dejar de odiarla y más de una vida para
amarla.
Aquí os dejo una lista
de 12 lugares imprescindibles para visitar en Rajastán; un estado que
no deja a nadie indiferente.
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Haveli en Nawalgarh |
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Shekhawati: está
región, situada a dos horas aproximadamente de New Delhi, destaca
por un numeroso grupo de casas, llamadas
havelis, que están
pintadas y decoradas con
frescos. Las pinturas fueron
realizadas entre 1750 y 1930. Algunas
havelis han sido
restauradas y están abiertas al público, una oportunidad única
para ver la distribución de las casas rajastanís, y los muebles y
enseres más curiosos y auténticos del país.
Nawalgarh y
Fatehpur son algunas de las localidades que conservan este
estilo decorativo que mezcla detalles mogoles con la modernidad
anglosajona de principios del siglo XX.
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Mercado de Bikaner |
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Bikaner: situada
en pleno corazón del
Desierto del Thar, late con vida
propia gracias a su muralla medieval que acoge más de 37 palacios.
Poco masificada por el turismo, es posible encontrar quien te haga un
vestido a medida en una tarde, pero ¡ojo! aunque te tomen las
medidas, el vestido te quedará pequeño porque son incapaces de hacer nada bien. Desde Bikaner es posible
llegar al singular
Templo de Karni Mata en Deshnoke; un lugar donde se venera a las ratas y se deja que
campen a sus anchas entre los feligreses y visitantes.
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Muralla de Jaisalmer |
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Jaisalmer: sí
es la “
Perla del Desierto” y una de las joyas de la
región india del Rajastán. Aunque te entrarán ganas de tirarte desde lo alto de sus
murallas en cualquier noche de luna llena pues está hasta el techo de turistas y de hindúes pidiendo dinero hasta por respirar. Si consigues sobrevivir al acoso de
los vendedores y conductores de tuc-tuc, quizás puedas maravillarte
con sus 99 torreones dorados y sus impresionantes
havelis que
nada tienen que ver con las de Shekhawati. Aquí se cincelaron
columnas, ventanas y balcones de piedra como si fueran encaje.
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Templo Mahavira en Osiyan |
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Osiyan: los diez
templos jainistas y los seis templos hindúes de Osiyan, son un buen aperitivo para
comenzar a familiarizarse con los dioses del panteón hindú y las
filigranas decorativas que irán aumentando en belleza y complejidad
a medida que vamos descubriendo la región del Rajastán. Algunos templos fueron
tallados a principios del siglo VIII, así que su valor histórico es
incalculable. Como os daréis cuenta a medida que conozcáis la India, lo que siempre sobran son los hindúes.
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Jodhpur es conocida con el nombre de "La Ciudad Azul" |
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Jodhpur:
conocida como “
La Ciudad Azul”
por el color de sus casas, es una ciudad menos idílica de lo que
nos tratan de vender en los circuitos turísticos. Las medidas y
extensiones escapan lo abarcable en términos de visitante. Con un ostentoso palacio, el de
Umaid Bhawan, con más de 300 habitaciones y el
Fuerte de Mehrangarh con 10 kilómetros de longitud, los días se volatilizan entre
pasillos, balancines y callejones azul celeste.
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Aquí el amigo detuvo el coche para pedirnos un cigarrillo |
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Monte Abu: según
una leyenda este monte es “Hijo del Himalaya”, situado en la
cordillera de los Aravalli; una de las cadenas montañosas más
antiguas de la India, es un lugar sagrado y de peregrinación para los
jainistas (religión mezcla de hinduismo y budismo que respetan la
vida hasta cotas insospechadas, por ejemplo: cubriéndose la boca para no tragarse ningún bicho). Aquí las condiciones meteorológicas cambian radicalmente el paisaje y se torna verde y lleno de árboles, algo que se aprecia poco entre tantas ciudades color ocre. El viaje hasta aquí
vale la pena sólo por visitar el Conjunto de
Dilwara; nada de
lo que hayáis visto es comparable a la maestría decorativa de este
lugar.
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Templo Adinatha en Ranakpur |
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Ranakpur: es otro de los enclaves jainistas del Rajastán que te mantendrá con la boca abierta y los ojos
salidos de las órbitas. Aquí encontré a los únicos hindúes
simpáticos, agradables y buena gente de todo el viaje a la India. Me
hicieron sacar una sonrisa y quise hasta que me adoptaran. El
Templo
Adinatha conocido también como
Templo Chaumukha “Templo de las
Cuatro Caras”, es el templo jainista más extraordinario,
espectacular e impresionante de la India. Consta de aproximadamente
66 santuarios y tan sólo en el templo principal existen 1.444
columnas de mármol blanco (todas ellas distintas). Pedid a los
dioses que se detenga aquí el tiempo, porque vale la pena.
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Lo que flota en el Lago Pichola también huele |
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Udaipur: conocida como “
La Ciudad de los Sueños” o “La Venecia de Oriente”,
su nombre significa “La Ciudad del Sol” y en mi opinión son tres
nombres que le quedan bastante grandes. En Udaipur hay la misma suciedad en
las calles y en la ropa de los hombres y niños como en las demás ciudades del Rajastán, aunque los precios se
multiplican un poco más. Independientemente de lo que ponga escrito en los
carteles que vale el precio de la entrada para extranjeros, el tío de las entradas le añadirá la cifra que él quiera para metérsela en el bolsillo, porque los hindúes son canallas con el extranjero, “por pedir” que no quede, ese es su lema. El
Palacio Real de Udaipur
se encuentra a orillas del famoso
Lago Pichola, exótico escenario de la película de James Bond,
Octopussy. En la
realidad, el lago es pasto de la contaminación y basura que se
acumula por doquier en la India. Los atardeceres que os vendan en el catálogo de viajes de la agencia os aseguro que han pasado por el retoque fotográfico. En mitad del lago, el
Jag Niwas, en otro tiempo el Palacio de Placer del príncipe
Jagat Singh, sobrevive rodeado de porquería.
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Ajmer |
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Ajmer: es lugar
menos turístico del Rajastán, si es que eso significa que son buenas noticias. Es también lugar de peregrinaje para la comunidad musulmana y aquí cambia la
fisonomía de los habitantes, el carácter e incluso un poco las
costumbres. Mezquitas y palacios comparten protagonismo con el
Lago
Ana Sagar rodeado por un par de parques, de nuevo algo de verdor. Es un buen lugar para
hospedarse y coger fuerzas de camino a nuestro siguiente destino, porque necesitarlas, las vais a necesitar.
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Puesto de comidas en Pushkar, nótese el cocinero sentado en la mesa y listo para cocinar con los pies |
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Pushkar: vendido
como lugar de relax, lo cierto es que sobrevivir al acoso de los
hindúes es tarea más que heroica. Lugar sagrado para los
hinduistas, destaca por sus 52 palacios, la Feria anual de Camellos y
su
lago: la perfecta trampa para cazar turistas. Cuando te acercas a una de
las escaleras de acceso al lago, los ascetas te pedirán unas rupias
por enseñarte el camino, cuando bajes los escalones te invitarán a
dejar el calzado vigilado por unas cuantas rupias más y cuando por
fin llegues a la orilla te pedirán que pagues unas rupias por sentarte. Cuando
creas que el factor “soy un dólar andante” ha terminado, vendrán
un grupo de gurús para que hagas una ofrenda floral por una cifra desorbitada de rupias y te aseguro que
la negación no es sinónimo de “salir airoso”, eso sí el coco me dieron ganas de hacérselo comer envuelto con turbante.
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Jaipur |
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Jaipur: conocida con el nombre de “
La
Ciudad Rosa” por el color de sus edificios y su muralla, antaño
era conocida como “La Ciudad Esmeralda” debido a que aquí se hacía la talla y el pulido de todas las esmeraldas del mundo. Actualmente es la
capital del Rajastán y el caos, el ruido y los bocinazos, comparten el
protagonismo con las calles y mercados atestados de gente y sus detritos humanos. El
Palacio
Real de Jaipur ocupa 1/7 parte de la ciudad, así que os
recomiendo paciencia y
slow travel para la visita. Aunque el
edificio más famoso de Jaipur es el
Hawa Mahal o
Palacio de los Vientos, una impresionante fachada de arenisca de
cinco pisos de altura que simplemente es eso, una fachada, sin nada por detrás. Con más
de 900 ventanas con celosías, servía para que las princesas
y damas de la corte observaran la vida y los eventos de la ciudad sin
ser vistas.
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Panorámica del Fuerte de Amber |
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Amber: se
encuentra en un valle que cambia la fisonomía de la ciudad y la
imagen que se obtiene del
Fuerte Amber.
En el interior de esta fortaleza se encuentra un complejo palaciego de
más de seis siglos de antigüedad. Aquí todo el mundo
aprovecha para subir a lomos de un elefante y entrar por una de sus
puertas de esa guisa. Vale la pena aprovechar la cercanía y visitar
el
Fuerte Jaigarh donde se encuentra una de las pocas
fundiciones de cañones de época medieval que se conservan, así
como el
cañón con ruedas, más grande del mundo (50
toneladas, 3 metros de alto y 6 de largo).
Hasta aquí, mi
ruta
básica de dos semanas por Rajastán. Si en este punto las ganas
de abandonar el país no han hecho mella, os recomiendo acercarse
hasta Agra donde se encuentra el increíble Monumento del
Taj Mahal.
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