Hay sensaciones que son
difíciles de explicar, como por ejemplo: qué se experimenta cuando
el roce del viento acaricia nuestra piel, en un día de temperatura
templada y agradable. Atravesar el río Mekong en una embarcación a
poca velocidad, asegura ese instante de comunión entre el viento y
nuestra piel. Durante la travesía por uno de los ríos más largos
de Asia, las altas montañas situadas en ambas orillas, flanquean el
perfil del camino.
La panorámica está cuajada de diferentes especies de plantas arbóreas: teka, palmeras, bambú... tapizan por doquier cada centímetro del suelo. La vida salvaje apenas se vislumbra protegida por la espesura, pero si apagamos el motor de la embarcación, se oye nítidamente esa macedonia de sonidos que habitan en los bosques y en las selvas vírgenes de cualquier parte del mundo. Aves, insectos, monos.... trinan, cacarean, susurran, crepitan, cantan, vibran, aúllan... es el hilo musical de la naturaleza y acompaña cualquier paseo río abajo. Desearéis apagar los motores y detener el tiempo para poder disfrutar del concierto de la Madre Tierra y del paisaje que se abre ante vuestros ojos.
La panorámica está cuajada de diferentes especies de plantas arbóreas: teka, palmeras, bambú... tapizan por doquier cada centímetro del suelo. La vida salvaje apenas se vislumbra protegida por la espesura, pero si apagamos el motor de la embarcación, se oye nítidamente esa macedonia de sonidos que habitan en los bosques y en las selvas vírgenes de cualquier parte del mundo. Aves, insectos, monos.... trinan, cacarean, susurran, crepitan, cantan, vibran, aúllan... es el hilo musical de la naturaleza y acompaña cualquier paseo río abajo. Desearéis apagar los motores y detener el tiempo para poder disfrutar del concierto de la Madre Tierra y del paisaje que se abre ante vuestros ojos.
En agosto es época de
lluvias en Laos y el cielo permanece moteado por inmensas nubes
blancas. En los pequeños espacios donde puede observarse el cielo,
éste es de un azul intenso, tan limpio y nítido como puede llegar a
ser el lugar donde moran los Dioses del Olimpo. Imaginaros un lienzo
con una tonalidad azul en lo alto, verde en el medio y café con
leche en la parte de abajo; tenéis ante vosotros, los colores del
horizonte del Mekong, y nunca diríais de su belleza al imaginar ¡un
caudal de agua cobriza!.
Este enorme río que nace en el Tíbet y que recorre pausadamente 4.350 kilómetros entre Laos, Myanmar, Tailandia y Camboya, debería tener bandera propia: tres franjas azul, verde y marrón que representaran al Mekong fuera de sus fronteras. Porque aquí la vida tiene sus propias reglas, sus “ciudadanos” son capaces de vadear, pescar y sobrevivir por muy duras que sean las condiciones que impongan las aguas.
Este enorme río que nace en el Tíbet y que recorre pausadamente 4.350 kilómetros entre Laos, Myanmar, Tailandia y Camboya, debería tener bandera propia: tres franjas azul, verde y marrón que representaran al Mekong fuera de sus fronteras. Porque aquí la vida tiene sus propias reglas, sus “ciudadanos” son capaces de vadear, pescar y sobrevivir por muy duras que sean las condiciones que impongan las aguas.
Si se tiene la fortuna de
navegar por este río a primera hora de la mañana, una etérea
niebla corona las cimas de colinas y montañas más altas. La blanca
aureola celestial desaparecerá a medida que avancen las horas y así,
con la misma sutileza prosigue nuestra embarcación recorriendo el
Mekong y algunas de las pequeñas poblaciones que salpican sus
márgenes. Algunas dedicadas a la
elaboración y venta de Lao Kao; un vino de arroz de buen sabor y
mejor pronóstico que es elaborado artesanalmente. Las botellas de
alcohol de arroz comparten espacio en la destilería laosiana con
otras botellas de exóticos licores, donde escorpiones y serpientes
son macerados en su interior, pero ésto es el inicio de otra buena
historia para contar otro día.
2 comentarios:
No m'imagino una descripció millor per una experiencia com aquesta. Ja saps que també he pogut experimentar-ho i que probablement com tu, he quedat de per vida encandilat per Laos i el Mekong.
Magnífica entrada que m'ha fet recordar grans moments viscuts a Laos i de nou, desitjar tornar-hi aviat.
Una abraçada Ana!
Gràcies Blai per les teves paraules. Hi han racons del planeta que ens atrapen per sempre i persones que hi són al rècord de la nostre ment anònima.
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