La famosa Torre de Belém
está ubicada en la Avenida Brasilia, en la
desembocadura del río Tajo. La mandó construir el rey Manuel
I de Portugal para proteger la
ciudad, era el último baluarte donde las naves soltaban amarras
antes de aventurarse hacia los grandes descubrimientos. Gracias al
apoyo de este rey, llegó Vasco de Gama
a Mozambique y luego a Calcuta en 1498, abriendo una nueva ruta
marítima hacia la India y hacia el comercio de especias.
Posteriormente Pedro Álvares Cabral
descubriría Brasil en el año 1500 y un año más tarde llegaría
a Terranova (Norteamérica).
La riqueza que supuso el
descubrimiento de tan prósperas tierras, atrajo a numerosos artistas
a la corte. Los responsables de la construcción de la Torre de Belém
fueron dos hermanos arquitectos: Francisco de
Arruda y
Diogo. Las obras comenzaron en el año 1514 y fue inaugurada
seis años más tarde; en 1521. Esta pequeña joya arquitectónica
combina los estilos gótico, bizantino y manuelino. Este estilo tan
particular y muy original, hace referencia al estilo gótico
portugués que tuvo su mayor auge durante el reinado de Manuel I
de Portugal. En su ornamentación se combina maravillosamente el
arte mudéjar con alegorías o motivos que hacen referencia a la
alquimia o a temas marineros.
La Torre de Belém hay
que disfrutarla por fuera y por dentro. En el exterior destaca la
primera representación escultórica de un animal que no se había
visto vivo en Europa, desde la época del Imperio romano. Se trata de
una cabeza de rinoceronte que fue esculpida en la base de una de las
torres de vigilancia situada en el lado noroeste. Parece ser que el
animal llegó a Lisboa en el año 1515 a modo de presente para el rey
Manuel I de Portugal
y éste se lo envió al Papa León X. El barco que lo
transportaba naufragó junto a las costas de Italia y el pobre animal
desapareció bajo las aguas.
Cruzando el puente
levadizo de la puerta principal, se llega al interior del baluarte y
a su magnífica terraza, desde donde se aprecian unas bonitas vistas.
Desde aquí se puede contemplar con más detalle las garitas situadas
en las esquinas. Preside la terraza una bella imagen tallada en
piedra de Nuestra Señora del Buen Suceso, también conocida
como Virgen de las Uvas; la virgen protectora de los
navegantes portugueses. Si su rostro en calma no os hipnotiza hasta
paralizaros, os recomiendo alzar la vista y contemplar la rica
fachada decorada que se asoma al Tajo. Esta es la fachada principal y
la más ornamentada, destaca el balcón corrido adornado por una
balaustrada que parece de encaje. El escudo central del piso superior
corresponde a Manuel I de Portugal y la hilera de cruces a
modo de escudo representan a la Orden de los Caballeros de Cristo; es
el emblema utilizado por Portugal durante la era de los
descubrimientos.
Como veis no es
casualidad que la Torre de Belém sea el monumento más visitado de
Lisboa. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en
1983, y vale la pena visitarla. Os sorprenderá la influencia árabe
y veneciana de sus detalles y la vista panorámica del Tajo desde la
terraza del quinto piso.
Más
información: Dirección: Torre de Belém, Avenida
Brasilia, 1400-206 Lisboa. Horario: verano de 10 a 18 h.
Invierno: de 10 a 17 h. Cerrado: lunes y festivos. Entrada: 5 €.
Entrada gratuita con la Lisboa Card. Transporte: autobuses nº 28,
29, 43, 714, 727, 729 y 751. Tranvía nº 15. Web:
http://www.torrebelem.pt/pt/index.php.
http://www.igespar.pt/media/uploads/flyers/TorredeBelem.pdf
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